Que uno recuerde con cierta peridiocidad a gente bacana pero la cual uno hace ya más de 8 años no ve y con la que hace más de 2 ya no tiene ningún tipo de contacto, puede parecer algo innecesario, pero yo al grupo que se autodenominaba Los de Tennis, estudiantes de la Universidad Nacional en Bogotá entre mediados de los 80s y de los 90s, no puedo dejar de evocarlos.
Para mí la separación fue tristonga (sensación mejor descrita por la colombiana frase "me dió cagada", que aunque bastante escatológica, describe correctamente la situación) pero sin mucho remordimiento. Era bastante claro que nuestros caminos comenzaban a separarse: ya todos graduados y organizando las vidas, ellos de manera "seria" casándose, empleándose, ganando dinero y adquiriendo obligaciones -hipotecas, hijos- y yo todavía con ganas de rumba, descubriendo lo cool que era mi nuevo parche de amigos y lo bacano que era seguir estudiando con una especialización mientras trabajaba, tenía un empleíllo en el que no ganaba nada pero era interesante y me permitía, además de la rara experiencia de aplicar directamente lo que estaba aprendiendo en el postgrado, hacer contactos y salir a flote... Ah, tiempos aquellos y ah, qué tan opuestos se mostraron los caminos!
Si me acuerdo tanto de ellos es porque el tiempo con ellos también fue muy gozoso y provechoso. Chicos sanos con los cuales se hacían actividades sencillas e interesantes (viajes de fin de semana fuera de la ciudad, jugarreta de cartas en la casa de alguien en la tarde de viernes, fiestas con tema, ida a conciertos y otros eventos multitudinarios), incluso a veces incursionábamos en actividades culturales. Fui como su groupie, pues al contrario de todas las demás nenas del grupo, ninguno de ellos me estaba invitando para caerme sino que a mí ellos me cayeron bien y simplemente me les pegué. Con el tiempo y a pesar mío (llevaba unas pintas horribles en esa época y actuaba totalmente desprevenida, sin la más mínima traza de coquetería) fue que fui "despertando las pasiones". Y con esa manera de jartar, que eso no era beber. O quizás precisamente por eso. (A mis experiencias con el alcohol voy a dedicarles otro post).
Muchos de mis dichos actuales los cultivé con ellos por aquella época; situaciones graciosas, que ellos eran maestros en convertir en epopeyas, todavía me hacen reír (p. ej. key words: "amor, y tu has matado a alguien?"); incluso todavía los evoco y pienso en las mil y una mofas que habrán hecho con respecto al
artículo de Liliana Galarza en El Tiempo en la sección Salud, Experiencia Personal de los lectores. Me hubiera divertido mucho oirlos.
Siento inevitable escribir la frasecita obvia que no debiera escribir, pero muchachos, donde quiera que estén y si llegasen a leer esto, es war super!
Monday, July 25, 2005
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