Mi papá estaba muy tierno y muy amable. Tanto, que sentía la necesidad de dejar a mi mamá sola en la cocina para ir a sentarme a su lado.
Por fin, un suenio con mi padre.
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Don Luis recogía cuanta basura encontrara útil y la ponía en la caja de herramientas de su destartalado camión. En un paseo hubo un percance más serio que los usuales, en el que no hubiera pasado nada de no ser por la bendita caja, pesada como el diablo, que en el accidente cayera sobre la cabeza del compadre Pablo. Aquí pongo toda la basura mental que siempre cargo conmigo, hábito abuelesco, aun cuando pesa como el carajo y cae siempre sobre mi cabeza...
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